Es fundamental que la familia y la escuela tengan una comunicación fluida y que exista confianza suficiente con los docentes para expresar cualquier inquietud que pueda surgir por sus hijos.
La relación entre familia y escuela es fundamental para el desarrollo del alumno. Ambos contextos están ligados y el potencial positivo de ambos se amplifica si trabajan juntos por un mismo fin: contribuir al desarrollo físico, emocional e intelectual de los niños y niñas.
Mientras que la familia es el primer contexto de socialización de un niño, con quien aprende a comunicarse y desarrolla los primeros vínculos afectivos y emocionales, con su llegada al colegio se abre un nuevo entorno en el que, además de recibir una educación formal, establecerá nuevas relaciones tanto con adultos como con otros alumnos de diversas edades. Los niños construirán vínculos afectivos estables en la escuela de la misma manera que aprendieron de sus relaciones en casa. Y estos vínculos son los que ofrecerán un suelo emocional firme para que sientan la confianza necesaria para avanzar en su desarrollo y en la respuesta a los restos que le plantea la escuela y la educación a lo largo de la vida en términos de aprendizaje.
La importancia de una relación fluida entre las familias y los docentes reside, precisamente, en esa confianza o sentimiento de acompañamiento que se requieren en los primeros pasos del desarrollo intelectual y emocional. Si la conexión entre el profesorado y los padres es buena será más fácil detectar posibles dificultades en el desarrollo y aprendizaje de un niño o problemas de adaptación.
¿Cómo fortalecer la relación entre familia y escuela?
Para lograr una buena relación entre los centros educativos y las familias, los expertos recomiendan establecer un clima de participación fluido entre ambas partes. Como toda relación, se basará en la confianza y en el respeto, y deberá cuidarse y trabajar para mejorarla.
La comunicación será clave, sobre todo cuando surja algún desencuentro que resolver, y debe ir más allá del intercambio de información sobre la evaluación académica de los alumnos. Las nuevas tecnologías pueden ser una herramienta de gran utilidad para conseguir este objetivo de comunicación eficaz. Sin embargo, habrá que habilitar los canales adecuados y facilitar una toma de decisiones que vele por el interés fundamental: la educación de los alumnos.
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